Esas son las dos fases iniciales de una partida de ajedrez que, sobre todo los principiantes, tenemos que seguir a rajatabla.
Mi hoja de ruta, en estas primeras semanas, es practicar las aperturas con blancas (d4 y e5, principalmente) y desarrollar bien las piezas. Todo mi esfuerzo está centrado en no cometer errores en esa fase. Y con eso tengo suficiente 😉
Las distintas aperturas se basan en esas dos fases iniciales y, dentro del desarrollo, es muy recomendable el enroque (corto o largo) del rey con una de las torres. He aprendido que eso es lo primero que hay que ejercitar. En resumen hay alguna reglas muy básicas:
- Iniciar la partida con los peones para dominar el centro.
- Desarrollar las piezas menores (alfiles y caballos).
- Enrocarse
- No lanzar la dama demasiado pronto.
- Proteger cada pieza
- No dejar peones sin proteger (débiles)
Ayer jugué una partida con mi amigo A. que resultó todo un ejemplo de lo que significa tener un peón débil.
Hasta el cuarto movimiento, las blancas desarrollan sus piezas mientras que las negras solo mueven peones. En el quinto, las negras sitúan peón en e6, pero en el sexto, se comete el error de no protegerlo, convirtiéndose en un claro objetivo para las blancas que habían preparado la salida del alfil. En el séptimo, las negras se despistan y, entonces, se produce la antesala del jaque mate. El caballo en c a e7 es un movimiento inútil que ataca la dama blanca pero deja indefenso al rey.
Deja una respuesta